“En este lunes de setiembre del año 2015, comenzaremos la
semana recordándonos y recordándoles que la noción de Justicia sigue siendo
fundante para que sigamos peleando por una sociedad y un mundo mejor.”
Hay un imaginario disruptivo en la cuestión de la polisemia
que adquiere el vocablo justicia. Muchas veces exigimos justicia a la justicia
(cuando reclamamos al poder judicial), y ahí resuena uno de los ensayos de
Montaigne
“Ahora bien, las leyes mantienen su crédito no porque sean justas sino porque son leyes. Es el fundamento místico de su autoridad, no tienen otro. El que las obedece porque son justas, no las obedece justamente por lo que debe obedecerlas”.
“Ahora bien, las leyes mantienen su crédito no porque sean justas sino porque son leyes. Es el fundamento místico de su autoridad, no tienen otro. El que las obedece porque son justas, no las obedece justamente por lo que debe obedecerlas”.
Las leyes son sujetas a interpretación, además que al
cálculo. También se pueden modificar, se pueden transformar, están construidas
sobre capas textuales. El ideal de justicia parece marcar otra cosa. Parece ser
la fuerza que empuja a transformar cierto derecho, a rectificar ciertos fallos,
a visibilizar ciertas acusaciones. En esta escena está el debate, tan
postergado de la democratización de la justicia. De la cuestión misma, de si la
justicia se podría dar su democracia, se podría democratizar.
Si la protección de la justicia a la institución policial tendría su fin, si la manipulación mediática sobre sectores de la justicia pondría fin a operetas destituyentes, si aún podríamos pensar que los juicios de lesa humanidad avancen sin la protección de jueces y fiscales hacia represores o actores civiles de la dictadura.
Esto que muy bien lo decíamos antes, ese poder que raras veces está en la agenda de las críticas, y cuando lo está salen sus defensores acérrimos de la división de poderes a inmacularlos.
Esa cuestión, la justicia, eso que por lo bajo todos sabemos que no es justa, que determina en última instancia cualquier decisión ¿podremos democratizar?
Si la protección de la justicia a la institución policial tendría su fin, si la manipulación mediática sobre sectores de la justicia pondría fin a operetas destituyentes, si aún podríamos pensar que los juicios de lesa humanidad avancen sin la protección de jueces y fiscales hacia represores o actores civiles de la dictadura.
Esto que muy bien lo decíamos antes, ese poder que raras veces está en la agenda de las críticas, y cuando lo está salen sus defensores acérrimos de la división de poderes a inmacularlos.
Esa cuestión, la justicia, eso que por lo bajo todos sabemos que no es justa, que determina en última instancia cualquier decisión ¿podremos democratizar?
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