En política, en el fútbol, en los
ambientes de la farándula, y en tantos otros ámbitos, conozco a muchas personas
a las que les encantan las teorías conspirativas. Un conocido me explicaba hace
tres años todas las razones por las que Central no podía irse a la B, y hace un
par de semanas con la misma convicción me batía la justa de porqué
Independiente se iba a salvar mediante toda una tramoya por la cual, ese lugar
lo ocuparía Argentinos Juniors. Muchísimos, solo admitieron el descenso de
River, cuando sus hinchas quemaban locales por Libertador, después de perder la
categoría frente a Belgrano. Los dimes y diretes alrededor de la figura de Marcelo
Tinelli y todas las posibilidades sobre lo que iba a hacer, hace o hará este
año, sus supuestos negocios con amigos y enemigos del gobierno, me eximen de
más ejemplos en el terreno del showbiz. Si fuera por todo lo que he escuchado y
leído de tantos que se la saben lunga, en los últimos diez años, de cómo se
teje y se desteje en el ámbito de la política tanto en Rosario, como en Santa
Fe o a nivel nacional, Duhalde estaría negociando con Cobos, al sucesor de
Chiche que fue quien lo sucedió en la presidencia después de la renuncia de
Cristina cuando la debacle de la 125. Eduardo Buzzi estaría peleando con
Lifchitz la candidatura del frente progresista y el dólar se cotizaría a 12
pesos. Boca iría por el quinto campeonato consecutivo, Aerolíneas ya estaría
desguasada después de la quiebra y la nueva mayoría parlamentaria se aprestaría
a votar un megablindacanje por 57.000 millones de dólares para evitar otro
default, además de otro proyecto por el que se pedirían disculpas a todos los
organismos internacionales por los índices falseados del Indec.
Nada de esto ha sucedido pero los
mismos falsos profetas tendrían argumentos para explicar exactamente por qué no
fue así.
Así con el recambio ministerial de
la semana pasada, vuelve a pasar lo de costumbre, nadie lo vaticinó, ni lo
publicó antes pero muchos nos dirán, a qué se debieron los cambios, quienes
ganaron, quienes perdieron y cuáles fueron los verdaderos motivos de los
mismos. Nosotros mucho más humildemente les diremos que, una vez más, la
presidenta de la Nación, produjo a su manera, cambios en los dos ministerios
donde sus titulares venían teniendo dificultades por distintos motivos, sin por
esto, modificar la agenda política de esas carteras, darle pasto a las fieras,
o tomar los lineamientos que sus acérrimos rivales mediáticos, se encargan de
explicitar como lo que “se debería hacer”. De paso, confirmó una vieja teoría
sobre cómo salir de un laberinto: por arriba, y de tal modo la aplicó a la
situación política de uno de sus más brillantes colaboradores legislativos,
Agustín Rossi, que a pesar de su lealtad y capacidad no podía vencer la
hostilidad de buena parte del electorado santafesino. No es seguro que quienes
lo reemplacen en la boleta de diputados nacionales garanticen una victoria,
pero en política y sobre todo en la forma de hacer del kirchnerismo, siempre se
debe jugar y asumir los riesgos.
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